Al igual que en el conocido movimiento Pop de los años 50 del siglo pasado, la obra de Javier

Granados está llena de matices, ironía y grandes dosis de sentido del humor, virtudes mediante

las cuales consigue mostrarnos sus verdades acerca de la sociedad que nos rodea.

El consumismo, representado por las marcas (aunque, en su caso, la mayoría son españolas), la

tradición, la religión o los convencionalismos se ven claramente retratados en su obra.

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Lo que hace diferente a Granados es su valentía a la hora de usar este lenguaje tan

originalmente anglosajón para comunicarse y mostrarnos esos aspectos cotidianos de nuestra

sociedad. Si la globalización y las nuevas tecnologías llegan a acercarnos en muchos

aspectos, desde luego que a Granados le sirven para crear un imaginario de personajes que

nos provocan una sonrisa, pero también nos hacen pensar y mucho en lo que somos.

Al igual que hizo Almodóvar con la mujer castellana, tan ampliamente representada en toda su

carrera cinematográfica, Granados creó a Mari Carmen y a todos los alter ego que le siguen y

que bien pueden ser nuestros familiares y amigos. No nos extraña que haya conquistado el

corazón de los coreanos con sus pinturas de Mari Carmen y sus curvilíneas esculturas.

 

Una de las premisas de espacio 75 era la idea de acercar el arte de manera real a todos los

públicos. Y como pretendía el arte pop en su origen, Granados presenta una serie de trabajos

con mensajes muy accesibles y de todos los rangos de precio, cargados de ironía, de sal y de pimienta.